miércoles, 22 de julio de 2009

Cuando el alma se pudre

cuando el alma se pudre
Cuando el alma se pudre, así comenzaba un artículo que leí de paso en la red en un blog, trataba sobre la crueldad que a veces demuestra el ser humano para con sus congéneres. Sin embargo, creo que esta expresión va mucho más allá de la simple crueldad, refleja algo mucho más profundo que se manifiesta externamente mediante conductas crueles destinadas a dañar premeditadamente al prójimo.

Asumamos que tenemos tres instancias en nuestro ser: el cuerpo físico, el alma, y el espíritu.

Esta última, el espíritu, incorruptible, inmemorial, impoluta, conexión directa del Creador, en un plano superior a los otros dos. recoge las experiencias vividas y al volver al orígen las fusiona con el Todo.

El primero, el cuerpo físico, aquel envoltorio que tan bien conocemos y que tanto cuidamos y mantenemos, pensando que es lo único, y lo que vale. Cuando en realidad es todo lo contrario: efímero pedazo de materia que mantenido forme por un instante insignificante de la temporalidad, sólo sirve para acercanos y contactarnos con este nivel de la materia. El mundo de lo físico, de lo sensorial, de lo temporal.

El segundo, el alma, es aquella a la que se refirió ese casual escritor con su título: Cuando el alma se pudre.

¿Porqué me ha significado tanto a mi?, pues por que sencillamente es esa alma la identidad de nuestro ser.

El alma, inmaterial como es, comprendida en un plano etéreo que comunicase directamente con espíritu y cuerpo, sirve de intérprete y reservorio de los conocimientos, experiencias, vivencias, sensaciones, sentimientos, pensamientos y anhelos de nuestra mente material, de nuestro cuerpo material.

En tanto no retorne al orígen nuestro espíritu, el alma es el elemento común en nuestro camino temporal por la Creación, es el hilo conductor de nuestra existencia transcendente y atemporal. Pensar que ese conductor se haya podrido, es simplemente dramático, quita la esperanza de la vida, nos plantea nuevamente el dilema entre lo bueno y lo malo, el bien y el mal.

Si el alma se corrompe y se pudre, ¿habrá esperanza para ella, habrá esperanza para nuestro ser trascendente? ¿Existirá la redención, la cura, el purgatorio, la expiación? Si el alma se pudre, ¿habrá tenido razón de ser la Creación? ¿Cuantas almas se pudrirán remediable o irremediablemente?

En fin, un título -cuando el alma se pudre- que vuelvo a repetir, me hizo pensar. Más aún, cuando uno ve tanta maldad en el mundo, tanta ambición, tanta angurria, tanto desenfreno, tanto odio, tanto abuso, tanto de cosas tan malas que parecería que lo bueno es tan malo, que por malo no valdría nada.

2 comentarios:

  1. Los seres humanos en vez de apoyarnos nos hechamos mierda encima, uno del otro.
    Entre mujeres nos llevamos fatal usamos todo nuestro odio e imaginación en el ocontrario.
    En fin que somos peor que animales y eso que nos creemos superior a ellos...
    Sueerte en el concurso...Saludos.

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  2. Muchos seres humanos viven (o tienen) el alma podrida.

    Aquellos que disfrutan molestando al prójimo y les importa un bledo estar mal siempre y cuandolos demás estén aún peor.

    Hay gente así, gente por decir algo, porque no merecen ni ese calificativo. A lo largo del tiempo me he cruzado con muchos "desalmados". Tal era la maldad que arraigaba en sus corazones que me ha hecho desconfiar del género humano, y cada vez más...

    Pero hay que mantener la esperanza, mientras haya vida, hay esperanza.

    Un saludo.

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